El título del artículo lo dice todo. No es cierto lo que se ha publicado en varios medios generalistas de comunicación, o por lo menos da para mucho debate y matización, y lo intentaré demostrar con números. Pero antes, una pequeña reflexión.

No se trata solo de los esports. Hasta ahora estaba claro que esta nueva forma de entretenimiento tenía su hogar en Twitch y que cuando se quería llevar a la pantalla doméstica tradicional, la cosa no funcionaba. Sin embargo, quedaba la siguiente duda: ¿no funciona porque no hay cabida o por el formato del propio título? Está claro que llevar una partida de League of Legends que lo mismo te puede durar 2 horas que 5 horas, no parece lo más adecuado para plantearte una parrilla de contenidos.

Pero en estas llega la Kings League y uno pensaría que por formato, puede encajar perfectamente. Se puede hacer una parrilla controlada, hablamos de fútbol… la cosa promete. Y de hecho, a tenor de las cifras que se están dando, podríamos decir que es un éxito en contra de lo que todo el mundo dice. ¿Dónde está el problema entonces?

En algo que desde hace años llevamos peleando en este medio. La malditas métricas que nadie se preocupa por controlar y los datos que se venden como fantásticos cuando no lo son. Nos explicamos y el que nos siga desde hace tiempo sabrá ya de lo que hablo.

Vamos con los datos y demostraré lo que digo.

Según varios artículos en diferentes medios generalistas, la inauguración de esta temporada en Cuatro solo la vieron 677.000 personas por la cadena de televisión. En concreto, 382.000 espectadores la Kings League y 295.000, la Queens League (dato aparte, me hace gracia que cerca de 300K espectadores viendo fútbol femenino se considere fracaso cuando hasta ahora nadie lo veía). Según estos mismo medios, este formato no funciona en la tele porque en Twitch se acumulan millones de visualizaciones. Siento decir que estos medios generalista conocen poco de los esports y de cómo medir audiencias realistas en Twitch, no ya solo de esports.

¿Y si resulta que se ha vendido a la televisión unas expectativas que tampoco eran tales en Twitch? Dejo a continuación una imagen que demuestra de lo que hablo, tomada de StreamsCharts.

Como se puede apreciar, los millones no están por ningún lado, y quien esté vendiendo millones de visualizaciones en Twitch esperando lo mismo en televisión, poco favor le hace al formato. Y es que estamos con la eterna cantinela de siempre. Hablar de visualizaciones en Twitch y en YouTube no tiene sentido si no hay un contexto. Lo mismo que no tiene sentido en muchas ocasiones hablar de pico de espectadores, que se concentran en un momento dado pero no se mantienen durante todo el streaming. Contar a una persona que entra a un streaming 30 segundos como una visualización en un streaming de 4 horas, técnicamente puede ser correcto, pero no es un dato que se deba usar a la hora de vender unas expectativas. El parámetro más correcto siempre es el AMA, y en lo que respecta a ese parámetro, la Kings League nunca a tenido más de 1 millón de espectadores de media.

Ni se pueden comparar las visualizaciones de un medio y otro, ni hay millones de espectadores en Twitch siguiendo la Kings League o la Queens League de media, ni las cifras de visualizaciones en Mediaset, dándolas por ciertas, son tan malas.

Simplemente ocurre lo que venimos anunciado tiempo atrás. Se dan unas cifras que no por ser técnicamente correctas son ilustrativas de la realidad del sector. Y claro, si esperas millones de seguidores, que no los hay en Twitch, en la televisión, tenemos titulares como los que estamos viendo en prensa generalizada.

La Kings League es un triunfo. No ya porque sus cifras en Twitch son extremadamente positivas en comparación con otros medios. Sino por lo que ha significado, por la hibridación entre deportes tradicional y contenido actual y lo que no se puede es hablar de fracaso por sus cifras en televisión y menos sin conocer la realidad de una plataforma como Twitch.

Estamos exigiendo a los esports, a los creadores de contenido y a las nuevas tecnologías unas cifras y expectativas que no son realistas, que nos hemos autoimpuesto por necesidad, celeridad o a saber por qué, pero que no dejan que el sector, hablando aquí en el sentido amplio de la creación de contenido, evolucione por sus cauces naturales.