El 18 de enero de 2022, Microsoft sorprendía al mundo con el anuncio de la compra de Activision Blizzard por la astronómica suma de 60.000 millones de dólares. Esta operación, que se cerró en octubre de 2023 tras 21 meses de negociaciones y escrutinio regulatorio, ha marcado un antes y un después en la industria de los videojuegos, especialmente en el servicio de suscripción Xbox Game Pass. Sin embargo, detrás de esta colosal adquisición se esconde una realidad mucho más inquietante: despidos masivos en las divisiones de Activision Blizzard y Xbox.

Como informa The Verge, Microsoft está reduciendo su plantilla en 1.900 puestos, afectando principalmente a Activision Blizzard, pero también con un impacto significativo en Xbox y Zenimax (propietaria de Bethesda). Esta decisión representa el recorte del 8% de la plantilla total de su división de videojuegos, que contaba con 22.000 empleados.

Phil Spencer, al frente de la división de videojuegos de Microsoft, califica esta medida como una «decisión dolorosa», asegurando que los afectados recibirán las indemnizaciones correspondientes. A pesar de los recortes, Spencer afirma que la empresa seguirá invirtiendo en áreas clave para expandir su negocio y llevar más juegos a más jugadores en todo el mundo.

Sin embargo, este movimiento no es un caso aislado en la industria. La ola de despidos también ha afectado a gigantes como Riot Games, Google, Discord, Twitch, Unity y eBay, pintando un panorama sombrío para el mercado laboral en el sector de la tecnología y los videojuegos. Microsoft en particular, que anunció el despido de 10.000 empleados en enero de 2023 y anticipó más recortes en julio, se encuentra en un proceso constante de reducción de plantilla.

La paradoja de Microsoft es evidente: mientras por un lado la empresa experimenta despidos significativos, por otro, su situación económica es más que próspera. Recientemente, la compañía superó brevemente una capitalización de 3.000 billones de dólares, impulsada en gran medida por su apuesta en la inteligencia artificial. Este éxito financiero contrasta con la decisión de ajustar y recortar recursos en sus divisiones, dejando en evidencia la doble cara de una industria en constante cambio.

En este contexto, la pregunta que surge es: ¿hasta qué punto las grandes empresas tecnológicas equilibrarán su crecimiento económico con la responsabilidad social hacia sus empleados? La historia de Microsoft y Activision Blizzard es un claro ejemplo de los desafíos y dilemas que enfrenta el sector en la era de la digitalización y la inteligencia artificial.