El ajedrez continúa sorprendiendo a propios y extraños, acaparando la atención de las nuevas generaciones. Y es que la FIDE World Cup 2023, un torneo previo al Campeonato del Mundo en el que 64 Grandmasters luchan en eliminatorias por el trofeo, además del puesto clasificatorio para la fase de Candidatos, se ha convertido en uno de los eventos de ajedrez más visualizados a través de plataformas de streaming.

Las estadísticas hablan por sí solas: más de 8 millones de horas vistas y un pico de espectadores de 380.518 personas, con una media de 63.000 personas en directo. Estamos hablando de cifras que nada tienen que envidiar a la reciente Valorant Champions, cuya Finals tuvo lugar también durante el mes de agosto. Ojo, que lo que compartimos es información agregada tras casi un mes de evento y todavía no tenemos acceso a métricas específicas de cada partida.

Lo importante de esta noticia es entender que el ajedrez, quizás el esport más antiguo que existe, no solo ha sobrevivido a la era de internet sino que además es más popular que nunca gracias a la versión digital y online de este juego. Cada vez más jóvenes están aprendiendo a jugar y, por ende, convirtiéndose en espectadores avezados ya no solo de streamers como Hikaru Nakamura (#2 del mundo) y GothamChess (el creador de contenido más famoso alrededor del ajedrez en todo el mundo, con más de 4M de seguidores en YouTube), sino de otros creadores que simplemente juegan por afición y comparten su pasión por este deporte milenario.

A esto se suma, además, la emisión del reciente Pogchamps 5, un torneo de ajedrez entre streamers que se convirtió en sensación durante la pandemia, y cuya última edición entra también entra en el ranking de los eventos más vistos.

Hay que empezar a prestarle atención al ajedrez desde una perspectiva de negocio. Desde Esports Bureau llevamos tiempo dándole cobertura con el objetivo de entender lo que supone una gran oportunidad para los esports. Por su transversalidad demográfica, esta puede ser la mejor puerta de entrada para conciliar a previas y nuevas generaciones con nuestra industria. Además, actualmente los patrocinadores de estos eventos casi siempre son institucionales o relacionados con el propio nicho, y esta apertura de público puede ser una gran oportunidad para las marcas, que a su vez atraerán a más público.

Y qué decir sobre la propiedad intelectual: quizás el único de los esports que podemos considerar «open source» y solo atado a plataformas a nivel de distribución, no del propio juego en sí. Irónico, hablar de un juego de mesa en estos términos, pero así están las cosas.

En breve pondremos un poco más de contexto sobre nuestra opinión acerca del ajedrez en la era de Internet y el potencial de juegos clásicos como este de seguir manteniendo e incluso aumentando su vigencia a nivel global.