G2 Esports interpone una demanda frente a su antiguo proveedor de servicios NFTs Bondly por la que reclama una indemnización de más de 5 millones de dólares en concepto de daños.

Qué poco ha durado la alegría, pensará más de uno. Todo parecía indicar que a finales de junio de 2021, G2 se iba a convertir en uno de los pioneros del sector de los esports en el lanzamiento de Non fungible Tokens (NFTs), cuando anunció su alianza por dos años con la compañía proveedora de tecnología blockchain, Bondly.

Como bien recogimos en su momento, este acuerdo iba a permitir a G2 lanzar su propia serie de NFTs, accesibles de forma gratuita desde la plataforma de Bondly y creados de la forma más sostenible posible mediante el uso del mecanismo de prueba de participación (PoS) Plygon (MATIC).

Para llevar a cabo este acuerdo, Bondly se convertía en partner oficial de G2, por el cual debería abonar una serie de tarifas pactadas. En concreto, un pago de 2 millones de dólares anual y una provisión de fondos de 1.25 millones, fraccionados en una serie de cuotas recuperables mediante la venta de NFTs  a cambio de la licencia de activos de marca y derechos de autor de G2, facilitando para ello una serie de videos, clips de audio e imágenes pertenecientes al club.

No obstante, este medio se ha hecho eco que, el pasado 16 de marzo, la organización liderada por Carlos Rodriguez “Ocelote” ha interpuesto una demanda ante el Tribunal Superior del Condado de los Ángeles (Los Angeles County Superior Court) frente a la compañía asentada en las Islas Vírgenes Británicas en reclamación de daños por cuantía de 5.250.000 de dólares.

La demanda -a la que no hemos podido tener acceso- recoge que, supuestamente, toda la disputa dio comienzo en el momento en el que G2 remitió la primera factura para el pago de las tarifas indicadas con anterioridad. Bondly les respondió que les era imposible ofrecer un programa de NFTs con éxito dentro de los plazos recogidos en el contrato y, por lo tanto, se negaban a satisfacer este pago. Varios comunicados cruzados entre las partes llevaron a Bondly a intentar primero paralizar el acuerdo y más tarde rescindirlo debido a que G2, supuestamente, carecía de voluntad de dar por cumplido el acuerdo.

Motivado por este desaire, G2 ha interpuesto una acción judicial por el incumplimiento contractual de Bondly, debido a los retrasos en sus entregas y los consecuentes gastos y pérdidas provocadas a la organización berlinesa.

En apariencia, G2 estima que Bondly era plenamente consciente de su incapacidad para cumplir las obligaciones pactadas desde el propio momento de la firma del acuerdo, actuando de forma totalmente negligente, chapucera y sin respetar los cánones de la buena fe contractual. Según G2, su único objetivo era beneficiarse de la potente imagen de marca de G2, sin aportar, de forma premeditada, un verdadero valor para el club.

La elevada cuantía de 5.250.000 de dólares responde al cálculo de los potenciales daños que la ruptura de este acuerdo provocaría en G2. En principio, parece que las partes lleguen a un punto medio resulta imposible, por lo que quedamos a la espera con total interés para ver si finalmente se celebra el juicio y recabamos una sentencia judicial.