Desde hace ya un par de años, el modelo de co-streaming ha logrado reflotar las audiencias de grandes eventos de esports. Evidentemente tiene una parte positiva, el incremento de audiencias globales para el evento, pero no está exento de peligros. Una de las preguntas clave es ¿quién genera valor? ¿el evento en si mismo o el propio streamer?¿quién monetiza a la audiencia, el tournament operator o el generador de contenido? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos en el RUSH de hoy.

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