¿Pueden los aranceles impuestos por Estados Unidos acabar con el formato físico en videojuegos?
En 2023, el 95% de los videojuegos vendidos fueron en formato digital y las nuevas imposiciones acrecentarían esta situación.

La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos provenientes de China y México podría acelerar la desaparición del formato físico en la industria de los videojuegos. Estos aranceles, del 20% para productos chinos y del 25% para productos mexicanos, impactan directamente en la fabricación de consolas y discos de juegos, incrementando sus costos y afectando tanto a productores como a consumidores.
China es un actor clave en la fabricación de hardware de videojuegos, incluyendo consolas como la próxima Nintendo Switch 2. Por su parte, México desempeña un papel crucial en la producción de discos físicos. Los nuevos aranceles encarecerán la importación de estos productos, lo que podría trasladarse a un aumento de precios para los consumidores estadounidenses.
Analistas de la industria advierten que, ante el incremento de costos, las empresas podrían optar por abandonar la producción de juegos en formato físico y centrarse exclusivamente en el mercado digital. Mat Piscatella, de Circana, señaló que no le sorprendería que los juegos físicos sujetos a estos aranceles dejen de fabricarse, llevando a las editoras a adoptar una estrategia totalmente digital.
Esta tendencia hacia lo digital ya es notable: en 2023, el 95% de los videojuegos vendidos fueron en formato digital. Además, decisiones como la de Sony de lanzar la PS5 Pro sin unidad de disco, que debe adquirirse por separado, o la de Microsoft de presentar un nuevo modelo de Xbox Series S también sin lector de discos, reflejan la dirección que está tomando la industria.
La Entertainment Software Association (ESA), que agrupa a compañías como Xbox, PlayStation, Nintendo y Ubisoft, ha expresado su preocupación. La asociación advierte que los aranceles sobre dispositivos de videojuegos y productos relacionados afectarían negativamente a cientos de millones de estadounidenses y dañarían las importantes contribuciones de la industria a la economía del país.
En resumen, los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos podrían acelerar la transición hacia un mercado de videojuegos predominantemente digital, afectando a consumidores y a la estructura tradicional de la industria.