Un reciente estudio de MIDiA Research ha revelado una tendencia sorprendente en la industria del videojuego: los gamers pasan más tiempo viendo vídeos sobre sus juegos favoritos que jugándolos. En concreto, el informe señala que los jugadores dedican, en promedio, 8,5 horas semanales a visualizar contenido relacionado con videojuegos, frente a las 7,4 horas que destinan a jugarlos.

Este fenómeno pone de manifiesto un cambio significativo en la manera en que los jugadores interactúan con sus títulos preferidos, así como un enorme potencial de crecimiento para plataformas como YouTube y Twitch, que ya capitalizan esta tendencia. Sin embargo, el informe advierte que este mercado tiene aún un potencial sin explotar y propone un enfoque interesante para editores y desarrolladores: la creación de plataformas propias de contenido.

¿Por qué ver en lugar de jugar?

A diferencia de los deportes tradicionales, donde el esfuerzo físico puede justificar el disfrute como espectador, en el caso de los videojuegos la razón parece ser distinta. Según el estudio, factores como la dificultad para mantener el interés en títulos específicos o el deseo de aprender técnicas y estrategias observando a profesionales han hecho que los gamers prioricen el consumo de contenido.

El 24% de los jugadores de consola y PC afirma que ve contenido de videojuegos al menos una vez al mes, cifra que sube al 48% entre quienes compran juegos regularmente. Estas cifras se traducen en un importante flujo de ingresos para creadores y plataformas gracias a la publicidad y las aportaciones de los usuarios, aunque el crecimiento económico parece haberse ralentizado en este ámbito.

La solución: plataformas propias de vídeo

El informe de MIDiA Research plantea que los desarrolladores y editores deberían explorar la creación de sus propias plataformas de contenido, integradas dentro de sus ecosistemas. Esto no significaría abandonar a gigantes como YouTube o Twitch, sino complementarlos para capturar una mayor participación de mercado.

«Estas plataformas de nueva generación pueden formar parte de juegos individuales o bibliotecas de títulos más amplias. Esto permitiría a los editores recuperar la atención de los usuarios, generar mayor engagement y desbloquear nuevas fuentes de ingresos en un mercado que ha alcanzado su límite de crecimiento«, apunta el informe.

Un modelo inspirado en el streaming

El concepto se asemeja al modelo de servicios como Netflix, donde los usuarios podrían pagar una suscripción para acceder a contenido exclusivo relacionado con los juegos que disfrutan. Al tiempo que permite monetizar la visualización, esta estrategia podría ayudar a los desarrolladores a compensar la caída de ingresos derivada de un menor tiempo de juego y una disminución en las compras.

La pregunta ahora es si los jugadores estarán dispuestos a pagar por este tipo de servicios. Lo cierto es que, con el consumo de contenido relacionado con videojuegos en constante aumento, esta propuesta representa una oportunidad única para redefinir el futuro de la industria.