John Romero, cofundador de ID Software y creador de Doom, ha expresado su escepticismo sobre el impacto de la inteligencia artificial en la creación de videojuegos. En una entrevista reciente con Ars Technica, Romero afirmó que, aunque la IA es una herramienta poderosa para tareas como la creación de imágenes y música basadas en datos existentes, aún no puede generar algo genuinamente nuevo y original.

Romero subrayó la importancia de la originalidad en la creación de videojuegos, destacando que la IA generativa se basa en bases de datos de información preexistente, lo que limita su capacidad para innovar. Aunque la IA puede ser útil para la investigación y la mejora de personajes no jugables o la moderación de chats tóxicos, su uso en tareas creativas sigue siendo controvertido.

El desarrollador también enfatizó la necesidad de usar la IA de manera ética, asegurando una compensación justa para las fuentes de datos utilizadas en el entrenamiento de modelos de IA. Romero argumenta que, aunque la IA puede responder preguntas como un «super-Google», todavía no puede colaborar ni diseñar como lo hacen los artistas humanos.

Desde su lanzamiento en 1993, Doom se ha utilizado para probar tecnologías emergentes, incluida la blockchain. Desarrolladores de criptomonedas han utilizado el juego para demostrar la capacidad de las blockchains como Bitcoin y Dogecoin para soportar software antiguo. Incluso ChatGPT, el chatbot de OpenAI, ha intentado jugar Doom, mostrando la versatilidad y el impacto duradero del juego.

Romero cree que la creatividad humana sigue siendo insustituible en la industria de los videojuegos. A pesar de los avances en IA, la chispa de originalidad que proviene de la mente humana no puede ser replicada por máquinas. La IA puede ser una herramienta valiosa para apoyar el proceso creativo, pero no puede reemplazar la visión y la innovación que los desarrolladores aportan a sus proyectos.