Los amantes del ajedrez y los esports están de enhorabuena. Ya hace tiempo que venimos tratando este fenómeno desde este medio y el pasado domingo se vivió una jornada histórica para el icónico deporte de tablero, al conseguir unas audiencias y adquirir una notoriedad mundial que recuerda a los días de gloria en la extinta Unión Soviética, cuando la afición alcanzó su pico máximo.

El día de San Valentín arrancaba la tercera edición del campeonato Pogchamps, que la plataforma Chess.com organiza desde hace tres años y enfrenta a influencers y personalidades del mundo de Internet por un suculento prizepool benéfico.

Las dos primeras ediciones, cuyos participantes eran exclusivamente estadounidenses y canadienses, obtuvieron unas respetables cifras de audiencia con 105.000 y 35.000 espectadores de media.

Sin embargo, visto el crecimiento del ajedrez en Twitch, Chess.com no dudó en apostar por mejorar el prizepool (repartiéndose $100.000) e invitar a personalidades de todo el mundo, como al streamer español Rubius

Y así llegamos a ayer 15 de febrero, día en el que se daba uno de los enfrentamientos más esperados del torneo, entre Rubius y XQC; pero lo que nadie auguraba era la increíble capacidad de estos dos streamers de atraer a tanto público.

El evento tuvo momentos en los que, sumados todos los canales de Youtube y Twitch que retransmitían el encuentro, se llegó a picos de casi 400.000 espectadores

Únicamente, si sumamos los espectadores de media de los canales de Chess.com, Rubius y XQC en Twitch, vemos que se superaron los 225.000 espectadores de media.

Visto lo visto, es momento para el ajedrez de sacar pecho, ya que pocos títulos Tier1 alcanzan estos números en la actualidad

El campeonato continuará hasta el 28 de febrero, momento en el que podremos analizar las métricas finales de la competición, que seguro que augura muchos éxitos.

Por cierto, también ayer lunes 15 de febrero, el Gran Maestro Nakamura (profesional de ajedrez y streamer) alcanzó el millón de seguidores en Twitch, por lo que el momento dulce que está viviendo el ajedrez es, a todas luces, innegable.